Se trata de una asociación de seglares, que se dedica a trabajar en la Nueva Evangelización, en estrecha comunión con el Santo Padre, los Obispos y Sacerdotes de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
Su mayor alegría consiste en servir de complemento de la voz y de los brazos sacerdotales, para estimular la santificación de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Adaptándose a las circunstancias y lugares donde actúa, emplea métodos de acción muy variados, teniendo en vista llevar el mensaje evangelizador al mayor número posible de personas:
- Divulga libros con temas de espiritualidad actuales (como la vida de los beatos Francisco y Jacinta de Fátima);
- Distribuye boletines y publicaciones diversas sobre la devoción mariana y la palabra del Papa;
- Coordina la formación de grupos parroquiales para la práctica de la comunión reparadora de los primeros sábados;
- Lleva una bella imagen de Nuestra Señora de Fátima para visitar los hogares, instituciones educativas, hospitales, etc.;
- Ayuda en las celebraciones litúrgicas parroquiales;
- Realiza actividades de formación religiosa y cultural para la juventud;
- Organiza eventos culturales (especialmente en el campo de la música);
- Promueve encuentros entre seglares deseosos de encajarse en actividades de evangelización;
- Y lleva adelante muchas otras iniciativas.
Con mucha frecuencia, S.S. el Papa San Juan Pablo II hizo llamamientos a todos los cristianos, convocándolos a lanzarse en la Nueva Evangelización. Son suyas estas palabras: "que los fieles seglares escuchen el llamamiento de Cristo para trabajar en su viña".
La Asociación Cultural Salvadme Reina de Fátima fue constituida para colaborar en la realización de ese anhelo del Papa, para llevar el mayor número de seglares a participar en la obra evangelizadora de la Iglesia. Cualquier fiel puede tomar parte en sus actividades, en la medida de sus posibilidades.
Estimado amigo, venga Vd. también a participar de este bonito trabajo.
¡Venga a colaborar en la Nueva Evangelización de nuestro pueblo!
Unamos nuestros esfuerzos para hacer del Tercer Milenio una era de florecimiento de la Iglesia Católica.