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Cuadrito metálico Virgen de Fátima

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Un cuadrito para que la Santísima Virgen esté siempre a su lado y para que la dulzura de su mirada le acompañe en los momentos de alegría y de tristeza.

LCMVF

3,99 €

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"Un cuadro de la Santísima Virgen puede ser un símbolo de esperanza y una fuente de ayuda en momentos de dificultad. Hay situaciones en la vida que no podemos manejar por nuestra cuenta y que requieren la ayuda de Dios y su gracia divina. ¿Y quién mejor que María Santísima para obtener lo que necesitamos?

Esta pregunta me hace recordar una visión que tuvo San Francisco de Asís. En cierta ocasión, Dios le mostró dos escaleras: una roja, en la cima de la cual se encontraba el mismo Cristo con su Cruz; y otra blanca, que también conducía al Cielo, en lo alto de la cual estaba María Santísima, radiante de gloria y bondad.

San Francisco le dijo a sus discípulos: '¡Suban por la escalera roja!' Ellos subieron con coraje y determinación, mirando al Divino Salvador. Pero muchos de ellos, exhaustos y vacilantes, cayeron pesadamente al suelo.

Al ver la dificultad de sus hijos espirituales, el Pobre de Asís gritó: '¡Tomen la escalera blanca!' Ellos se apresuraron y comenzaron a elevarse. A medida que subían los escalones, se sentían aliviados por un poder superior que los atraía y los sostenía. Era la Santísima Virgen que les extendía los brazos, los animaba y los fortalecía con sus palabras.

Finalmente, todos lograron llegar a ella, la dulce Puerta del Cielo, y fueron salvados por ella.

Así es María Santísima. Aquellos que la tienen como objeto de devoción y fe nunca se sienten aburridos a su lado. Cuando sufren, se sienten fortalecidos. No se cansan de contemplarla y de decirle: '¡Oh mi Madre! ¡Te amo! ¡Por nada en este mundo quisiera contradecirte! ¡Ayúdame y protégeme!'

Cuando nos acercamos con este afecto a la Virgen, ella se regocija, y con ella, todo el Cielo se alegra".